Hermann Nitsch, 130. Aktion, 2010, Nápoles. Foto: Global Art Affairs Foundation. Cortesía: Museo Hermann Nitsch; Jordi Benito, B.B.P. Romanic, 1980. |
Según Günter Brus, la Austria de los sesenta no sólo estaba abandonada de Dios sino del mundo, y en ningún otro país de Europa, a excepción de la España de
Franco, se podía encontrar un nivel de
represión social tan fuerte. Hermann Nitsch (1938) y Jordi Benito (1951-2008), austríaco uno, catalán el otro, liberaron con su arte la crueldad y la violencia de una
sociedad que necesitaba de la destrucción para poder reconstruir sus valores
sociales, políticos y estéticos.
En el Orgien Mysterien Theater de Hermann Nitsch y en las acciones de Jordi
Benito encontramos un retorno al arte entendido como rito, donde se explora su
capacidad para comunicar más allá de la palabra y del texto, únicamente a través
de la intensidad de las imágenes plásticas que provoca la puesta en acción del
material visual, táctil y auditivo. La sangre, el fuego, los alimentos, el
sacrificio de animales, la cruz, son elementos que encontramos en las
ceremonias escenificadas y participativas de Hermann Nitsch y en las acciones
individuales de Jordi Benito. Simbologías de contenido mítico que conectan con
el subconsciente humano, imágenes con una fuerte potencia estética que recuperan
la intensidad de la experiencia sensorial como toma de
consciencia del hombre. Belleza/crueldad, creación/destrucción, vida/muerte. El
arte como energía universal, canal del eterno retorno.
Cada idea es una yuxtaposición, ya está. Una yuxtaposición de conceptos existentes
Steven Grant
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