La
12ª Bienal de Istanbul cuenta este año con una importante novedad, sus comisarios Jens Hoffmann y Adriano Pedrosa han abordado el proyecto expositivo no partiendo de un tema en concreto sino desde la aproximación a la obra de un artista,
Félix González-Torres (1957-1996).
El primer recuerdo que tengo de entender y "entrar" en una obra de arte contemporáneo fue precisamente cuando conocí su obra. Lejos de la frialdad cerebral que a menudo acompaña a lo contemporáneo, las instalaciones de Félix González-Torres tienen una sorprendente
capacidad de materializar lo impalpable y representar el sentido de la existencia humana desde un lenguaje basado en el uso de materiales simples y cercanos: caramelos, bombillas, relojes, fotografías, anuncios en vallas publicitarias... en definitiva, no hay que entender mucho de arte para sentirse atraído por su obra.
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Félix González-Torres, instalación de la exposición Specific objects without specific form Foto: MMK Frankfurt |
Heredero a nivel formal del minimalismo y el conceptualismo su aproximación a temas tales como la fragilidad de la vida y la pérdida van estrechamente ligados a su autobiografía: cubano de nacimiento y americano de adopción, la muerte está presente en su vida por culpa del VIH.
Lo efímero y transitorio de este mundo pero sobretodo el poder del recuerdo y de la memoria en el gesto de lo cotidiano dan forma a un lenguaje visual profundamento poético.
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Félix González-Torres, instalación de la exposición Specific objects without specific form Foto: MMK Frankfurt
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Félix González-Torres, instalación de la exposición Specific objects without specific form Foto: MMK Frankfurt
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Sus instalaciones más famosas son aquellas en las que una pila de caramelos como símbolo del peso de su amante o del de ambos juntos, se presenta como ofrenda a un público que cogiéndolos participa en la desaparición paulatina de la obra y de la metáfora de la desaparición del cuerpo. Este
aspecto relacional es probablemente uno de los elementos más interesantes de su lenguaje, la capacidad de propiciar la interacción con el público, explorar las posibilidades formales y conceptuales al incluir a éste en la concepción de la obra y finalmente democratizar el arte a través de esta interacción.
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Félix González-Torres, Untitled (Perfect Lovers), 1987-90 Foto: www.thebody.com | |
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Félix González-Torres, Untitled, 1991 © The Felix Gonzalez-Torres Foundation, Courtesy Andrea Rosen Gallery, New York |
De hecho la obra de González-Torres siempre nos habla desde la conciencia de la coexistencia, de la presencia tanto del amante como del amado aunque sea a través de la ausencia de uno o de ambos. Me parece extraordinaria la obra
Untitled de 1991, donde la fotografía de una cama desecha con la huella de los dos amantes todavía en las sábanas y las almohadas se presentó en las vallas publicitarias de Nueva York. Es
una muestra de cómo utlizar la sutileza como arma de expresión. Y digo arma porque tras ese sentimentalismo que envuelve sus obras
se esconde una concepción del arte entendido como política, transmutando su vida en valores éticos y estéticos González-Torres logra entrar sigilosamente en el espacio institucional hablando de temas como el Sida y la homosexualidad, la suya es una
política hecha pues desde la belleza y la estética.
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