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Hans Bellmer, La Poupée (1936). Foto: via MoMA. Cindy Sherman Untitled #261 1992. Foto: via The Wake of our Betters |
Dice Sigmund Freud en Lo Ominoso (1919) que la inquietante extrañeza, es esa variedad particular de lo terrorĂfico que se remonta a lo conocido, a lo familiar desde hace ya mucho tiempo. En el surrealista Hans Bellmer (Katowice, 1902-ParĂs,1975) y en la posmoderna Cindy Sherman (New Jersey, 1954) reconocemos los fragmentos de un cuerpo que asociados de nuevo crean seres extraños que provocan repulsiĂłn precisamente porque reconocemos su naturaleza originaria.
Las poupĂ©e que le abrieron las puertas a Hans Bellmer entre el cĂrculo de surrealistas de ParĂs, revelan lo oculto de la sexualidad, del deseo, la objetualizaciĂłn del cuerpo entendido como una cadena infinita de anagramas, una frase con mĂşltiples significados donde el fragmento y lo abyecto aparecen como nueva categorĂa estĂ©tica. Sobre esta identidad fragmentada, mĂşltiple y hĂbrida anunciada por el surrealismo nos habla Cindy Sherman a finales del siglo XX, la PoupĂ©e aquĂ ya no es sĂłlo ella sino tambiĂ©n Ă©l, o mejor dicho el otro.
Las poupĂ©e que le abrieron las puertas a Hans Bellmer entre el cĂrculo de surrealistas de ParĂs, revelan lo oculto de la sexualidad, del deseo, la objetualizaciĂłn del cuerpo entendido como una cadena infinita de anagramas, una frase con mĂşltiples significados donde el fragmento y lo abyecto aparecen como nueva categorĂa estĂ©tica. Sobre esta identidad fragmentada, mĂşltiple y hĂbrida anunciada por el surrealismo nos habla Cindy Sherman a finales del siglo XX, la PoupĂ©e aquĂ ya no es sĂłlo ella sino tambiĂ©n Ă©l, o mejor dicho el otro.
"All ideas are second-hand, consciously and unconsciously
drawn from a million thousand sources"
Mark Twain
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