Castello di Rivoli, más allá del muro

Hace unos meses en su artículo sobre sobre la 30ª Bienal de Sao Paulo, Estrella de Diego reivindicaba el retorno del placer de la mirada en los discursos curatoriales, de la capacidad del arte de crear conocimiento y ser político sin dejar de ser poético, -¡estoy harta de papelitos!- terminaba el artículo, criticando el exceso de teoría a la que el público ha tenido que enfrentarse en los últimos años para acceder a las exposiciones de arte.

Castello di Rivoli, 2013. Foto: Camilayelarte
Luciano Fabro, Paolo Uccello, Castello di Rivoli, 2013. Foto: Camilayelarte
Pier Paolo Calzolari, Colonne, Castello di Rivoli, 2013. Foto: Camilayelarte

Creo que yo pertenezco a la generación que se ha acostumbrado a leer en lugar de mirar cuando visita un museo, que sabe que el que crea el discurso es el comisario y no el artista, donde lo que prevalece siempre es la tesis y no la experiencia poética. Por eso, durante mi visita al Castello di Rivoli hace unos días me quedé estupefacta no tanto por el placer y la experiencia estética que supone visitar su colección, sino por la facilidad con la que el público empatiza con la obra y con el espacio. ¡Qué poco forzado es todo! con que facilidad el visitante transita de un espacio a otro y construye sus propias lecturas, relaciona obras, se ensimisma con unas y pasa de largo en otras mientras vuelve tras sus pasos para volver a mirar. Sí, porque en el Castello di Rivoli lo que hacemos es mirar, aprender a mirar el arte, a mirarlo en relación a un espacio arquitectónico de ayer, en relación a la luz y al paisaje que se ve desde las ventanas, a entenderlo no como algo autorreferencial sino como un catalizador de experiencias. Pensar porque la mirada lo hace posible. 

Richard Long, Ai WeiWei, Peter Friedl, Lothar Baumgarten, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: Camilayelarte
Nicola de Maria y Marisa Merz, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: Camilayelarte

Oltre il muro, más allá del muro, es el título bajo el que Beatrice Merz, directora del Castello di Rivoli ha reordenado la riquísima colección del museo, una colección que en sus inicios nació en directa relación con la imponente arquitectura de Filippo Juvarra a través de una serie de proyectos site specific que crean un diálogo entre el arte contemporáneo y el arte antiguo que son la seña de identidad de la colección. Entre ellas destaca Sol LeWitt con Panels and Tower with Colours and Scribbles, una estructura eptagonal que se alza en medio de la sala y que sirve de espejo a las siete pinturas murales monocromas que se extienden sobre las paredes, o bien el lirismo cromático de Nicola de Maria con la presencia en esta ocasión de la frágil, sonora y delicada poética de Marisa Merz.

Jean-Luc Godard, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Castello di Rivoli
Sol LeWitt, Panels and Tower with Colours and Scribbles,
Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Castello di Rivoli

Claes Oldenburg y Thomas Ruff, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Castello di Rivoli

Más alla del muro, pero ¿de qué muro? pues el muro del espacio geográfico y cultural como por ejemplo plantean Ai WeiWei, Peter Friedl y Lothar Baumgarten  en la primera sala que abre el discurso de la exposición, en confrontación con el Rivoli Mud Circle de Richard Long, o bien el muro humano de la soledad individual expresada en las fotografías de Nan Goldin y Mario Giacomelli, preciosa la serie Io non ho mani che accarezzino il volto de éste último. El muro que supone el propio cuerpo, ir más allá de los límites que toda estructura impone, la del museo para empezar por alguna. En el ejercicio de replantear el rol de la propia institución se enmarca la intervención de Marzia Migliora, Viaggio intorno alla mia camera, cuya obra a menudo gira entorno a la interacción entre el público y el museo, entre la institución y el territorio en el que ésta se halla. Para esta ocasión Migliora ha invitado a los habitantes de Turín a ofrecer sus sillas como espacio para contemplar las obras expuestas, el salón de casa, lo íntimo ocupando el espacio público que en realidad una vez, en el caso de Rivoli, también fue espacio doméstico.

Mario Giacomelli, Io no ho mani che accarezzino il voltoOltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Castello di Rivoli

Maurizio Cattelan y Helmut Newton, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Espoarte
Vista de las sillas "convocadas" por Marzia Migliora, Viaggio intorno alla mia camera, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: Camilayelarte

El resultado de la nueva ordenación de la colección es el una gran libertad de asociaciones artísticas dispuestas en la primera planta del museo. Maurizio Cattelan y Helmut Newton se miran y miden, el uno con Novecento, el caballo disecado y suspendido de los frescos de la Sala dei continenti, el otro con la fotografía de una modelo ante la puerta de Brandenburgo con el todavía muro de Berlín como espacio divisorio. Thomas Ruff y Claes Oldenburg, o bien los poveras Boetti, Paolini y Calzolari con Doris Salcedo, abordando los límites del espacio de representación unos y el de la constricción otros. Muros, barreras como el marco del cuadro que la pintura ha superado, planteado en la sala 13 con Luigi Ontani, el informalismo gestual de Vedova y el salto de los límites entre escultura y pintura de Gilberto Zorio en la goma suspendida bajo el techo que el atento público de las fotografías de Thomas Struth nos invitan a mirar.

Michal Rovner, Cracks in TimeOltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Artribune
Jannis Kounellis, Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: Camilayelarte
Mario Merz, Tenda di Gheddafi,  Oltre il muro, 2013. Castello di Rivoli. Foto: via Castello di Rivoli

A las asociaciones artísticas y conceptuales entre artistas le siguen aquéllas dedicadas a un único artista situadas en la segunda planta del museo. Mona Hatoum, Jannis Kounellis están presentes con amplias instalaciones que ya hemos visto en otras ocasiones, no es así en cambio con Cracks in Time de Michal Rovner, creada especifícamente para la especial sala 18, donde la idea de muro se aborda desde la Historia construida por fronteras de individuos que no siguen una estructura lineal y se rompen por efecto de la propia condición mutable de la Historia. Mas allá del muro, de acuerdo, pero qué bien sienta recogerse en la tienda nómada de Mario Merz ubicada en la Sala Cinese para pararse un momento y pensar, cerrarse en un mismo antes de volver a coger fuerzas para enfrentarse al inmenso, denso y fascinante trayecto que se abre ante los que se atreven a ir oltre il muro.

Castello di Rivoli Museo d'Arte Contemporanea
Piazza Mafalda di Savoia
10098 Rivoli (Torino)
info@castellodirivoli.org
@rivolicast

Camila y el Arte

2 comentarios:

  1. "la capacidad del arte de crear conocimiento y ser político sin dejar de ser poético". Totalmente de acuerdo. Es un placer contemplar las obras y sentirlas sin distracciones, para sumergirnos en pensamientos. Contemplar arte es pensar el mundo.
    Saludos.

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  2. Hola Jesús,

    Gracias de nuevo por pasarte por el blog. Comparto contigo la opinión de que el arte es una forma de pensamiento, de entender el mundo desde puntos de vista que no responden al main stream.

    Saludos!

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