No las hemos visto todas pero casi... Este fin de semana nos hemos trasladado a Berlín para visitar la Bienal y además hemos tenido la suerte de coincidir con el Gallery Weekend. Sobre la Bienal os hablaremos en breve pero primero os contaremos qué hemos visto y qué es lo que más nos ha gustado de la oferta galerística berlinesa.
Que se solapen 51 inauguraciones en la nutrida red de galerías de la ciudad, abiertas durante tres días en horario continuado es el sueño de toda art trotter que se precie, además de una oportunidad para romper con esa distancia que a menudo impone el mundo del galerismo. Reconozcamos que llamar al timbre y adentrarse en el sacrosanto whitecube de un espacio en el que sabemos que casi seguro estaremos solos y donde por supuesto no compraremos nada, cuesta un poco. Pues bien, el Gallery Weekend de Berlín mueve tal cantidad de público que uno se siente a sus anchas y hasta se atreve a preguntar precios aunque sea por curiosidad.
Douglas Gordon, Niels Borch Jensen Galerie, Foto: Camilayelarte
Entrada de uno de los edificios con galerías de la Lindenstrasse. Foto: Camilayelarte
Richard Long, Konrad Fischer. Foto: Camilayelarte
Si tuviera que encontrar una palabra que describiera el estado en el que me ha dejado la visita a las galerías de Berlín sería la de patidifusa. Ante las galerías de la Lindenstrasse me ha entrado un complejo de provinciana inesperado y la visita al barrio de Schönenberg me ha confirmado de que lo más sensato sería coger la maleta y largarse a otro lado. No sólo encontramos galerías que juegan la Champions, sino que las más jóvenes también ofrecen un programa para nada de segunda regional. Nos comentaba Manuel Segade en la entrevista que le hicimos en ARCO que Berlín es la ciudad con más galerías de arte emergente de Europa pero que no cuenta con un fuerte mercado, me pregunto cómo sobreviven, por lo que vimos, muchas de ellas han aprovechado el empujón del Gallery Weekend para darse visibilidad aún sin estar presentes en la convocatoria oficial.
los jardines de las galerías de la Lindenstrasse. Foto: Camilayelarte
Vayamos al grano. La distribución de las galerías de Berlín va por barrios, desde la crème de la creme a lo más alternativo, todo ello se desarrolla en 3 áreas de la ciudad. El hecho de que exista un Gallery district nos da la idea de cuán fuerte es el tejido galerístico. En la zona de los alrededores del Checkpoint Charlie (banalización histórica a parte) es donde se encuentran las Grandes, y entre ellas la que más, la galería Konrad Fischer. Ubicadas en los edificios 34-36 de la Lindenstrasse, sorprende ver como las galerías conviven puerta con puerta en cada una de las plantas de ambos edificios facilitando por proximidad su visita. De lo propuesto poco riesgo por parte de esta sección, la Konrad Fischer con una instalación de Richard Long, of course, fruto de uno de sus paseos por Escocia, en la sala del piso superior en cambio un poco de todo, de Stanley Brown, Carl Andre, Giuseppe Pennone, Hanne Darvoben y un Buren en la parte de las oficinas bastante envidiable; la Nordenhake me decepcionó, la exposición de la obra del escultor Meuser prometía a priori pero en vivo y en directo me dejó más bien fría, las piezas son de lo hecho en los últimos tres años.
Alexander Gutke, Galería Gregor Podnar. Foto: Camilayelarte
Joanna Rajkowska, Letter to Rosa, Galería Zak i Branicka. Foto: Camilayelarte
Shuttle para el público VIP del Gallery weekend. Foto: Camilayelarte
De lo que más nos gustó, la exposición dedicada a Alexander Gutke en la galería Gregor Podnar, a este artista ya lo vimos en la Bienal de Estambul con una instalación de lo más poética a base de una película en 16 mm que recorría una de las salas expositivas. Temas como el tiempo y el espacio son abordados a través del sistema métrico y la repetición, que aquí en la Gregor Podnar se traducen en una instalación de cajas de cartón forradas con imágenes del universo construyendo una imagen modular del mismo, o bien un vídeo que nos ofrece un viaje desde el interior al exterior de un proyector situado en medio de un campo nevado. La otra exposición a destacar la dedicada a la artista polaca Joanna Rajkowska en la galería Zak Branicka, artista también presente en la Bienal de Berlín, su proyecto A letter to Rosa complementa el vídeo Born in Berlin expuesto en la Akademie der Künste, en un formato más íntimo y con una narración más poética que en la del vídeo, la artista reconcilia su pasado familiar y político con el nacimiento de su hija Rosa. Del tono personal de la Rajkowska a la espectacularidad de la instalación de Douglas Gordon en la Niels Borch Jensen, con piano de cola y lobo disecado incluido, en último momento apareció una chica que se puso a tocar el piano, aún así, lo mejor de la galería es sin duda el espacio arquitectónico y sus oficinas.
Joanna Rajkowska, Letter to Rosa, Galería Zak i Branicka. Foto: Camilayelarte
Paul Graham, Carlier i Gebauer, Foto: Camilayelarte
Jota Castro, Galería Barbara Thumm. Foto: Camilayelarte
En los almacenes de la Markgraffenstrasse, el protagonista indiscutible Paul Graham en la Carlier Gebauer mientras que Jota Castro le puso el punto político al contexto galerístico. La galería Barbara Thumm recibía a sus visitantes con una frase que poco debía decirle al público local, y mucho al nuestro: Lo siento, me he equivocado. No volverá a ocurrir, esto, más una bandera de Europa hecha unos zorros y reconstruida con imperdibles configuraban la antesala de una exposición que perdía fuelle en las obras a gran escala y ganaba en las de gesto más contenido. Mucha ironía y mucho humor como estrategia para poner el dedo en la llaga, pero con resultados indoloros.
En el barrio de Mitte, la cercanía del KW Institute for Contemporary Art, sede de la Bienal de Berlín, se hace notar tanto por las exposiciones en muestra como porque algunas de las galerías que están fuera del circuito del Gallery Weekend muestran en sus ventanas unas pintadas con titulares de periódicos que forman parte del discurso de la bienal en un ejercicio de descontextualización de mensajes políticos. De lo visto, a destacar el proyecto site-specific de Katinka Pilscheur en la galería Koal, una estructura en madera equilibrada de forma autónoma por su propia composición que une arquitectura y color, forma y pintura, resultado de la estancia de la artista en Cuba. Y por último, preludiando el discurso político de la bienal, la exposición de Rirkrit Tiravanija en la Neugerriemschneider. Esperaba ponerme a cenar unos Thai noodles y por eso me dejé la exposición para el final, pero me equivoqué, la instalación jugaba con la idea del simulacro y no tanto el de la estética relacional. La puerta de entrada aparecía cubierta de unas letras inmensas que seguían toda la pared de la sala expositiva, en un extremo una mesa parecía ser el centro de operaciones de Rirkrit, la cocina, a la que el público se dirigía en caso se sirviera su suculento alimento, pero no!!! El olor que emanaba la mesa dejaba a entender que aquello que a ojos vista parecía comestible tal vez no lo era, vista de cerca, la mesa era una sala de operaciones para crear embutidos, con la carne lista (en realidad papel) y las herramientas a punto, incluso los salchichones que colgaban de un color verdoso-azulado causaban espanto, ante la burla a nuestros estómagos los ojos se lanzaban de nuevo a las paredes: Freedom can not be simulated. De igual modo que no nos pueden hacer creer que aquello que cuelga son ricos choricillos, no nos engañarán haciéndonos creer que somos libres: Todo un statement político-gastronómico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario