Hace unos meses escribĂ un post sobre
Akron, el
proyecto de Mireia c. Saladrigues en el Espai Guinovart de Agramunt. Sin demasiada informaciĂłn sobre
el ciclo Impossibilitats del que forma parte este proyecto me fui hasta allĂ en parte porque no habĂa podido ver su trabajo para el Espai 13 en la FundaciĂł MirĂł y tenĂa ganas de escribir algo sobre ella. Sobre lo que vi y creĂ entender lo escribĂ ya en su momento y Mireia tuvo el detalle de comentar
el post y animarme a asistir a la conclusiĂłn del proyecto que tuvo lugar el pasado 25 de marzo.
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Mireia c. Saladrigues, Akron, 2011. Ciclo Impossibilitats. Espai Guinovart. Foto: Camilayelarte |
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Mireia c. Saladrigues y Jordi Antas en la presentaciĂłn del pase final de Akron. Espai Guinovart, 2012. Foto: Camilayelarte |
En este sentido mi experiencia como pĂşblico con
Akron se ha desarrollado en dos tiempos, el primero a ciegas, en frĂo, y el segundo empezando por su final y con la posibilidad de reconstruir el proceso que lo ha hecho posible. Precisamente este proceso, el de
la práctica artĂstica no sujeta a certezas sino expuesta al azar y a la probabilidad, es el que ha investigado Jordi Antas como comisario del ciclo Impossibilitats. AsĂ pues,
Akron se planteĂł como un proyecto sujeto a lo imprevisible que fue tomando forma paso a paso en un proceso que es parte constituyente de la instalaciĂłn final en Agramunt, en el mapa conceptual representado en los plafones de la exposiciĂłn.
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Preparando el pase de Akron. Espai Guinovart, 2012. Foto: Camilayelarte |
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Mireia c. Saladrigues preparando el pase de Akron. Espai Guinovart, 2012. Foto: Camilayelarte | | | |
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Recordemos que la imposibilidad de
Akron era doble, por una parte tĂ©cnica, ¿es posible hacer funcionar un antiguo proyector con carbĂłn? y la otra forzada por la propia Saladrigues al querer proyectar con Ă©l material que en su dĂa le hubiese sido prohibido proyectar.
De manera menos explĂcita que en sus proyectos anteriores la artista tambiĂ©n nos habla aquĂ del pĂşblico, de cĂłmo Ă©ste se construye a travĂ©s del control de los discursos que se le ofrece o deja de ofrecer, cuestiĂłn que va del proyector hasta la instituciĂłn.
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Encendiendo las dos barras de carbĂłn Akron foto: Camilayelarte |
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Akron, 2012. Foto: Camilayelarte |
Mi primera reacciĂłn al enfrentarme con Akron fue de incredulidad, al no asistir a la inauguraciĂłn donde ya se proyectĂł algo de material mi visita se produjo en un momento en el que la obra parecĂa en stand by, esperando su resoluciĂłn. Más allá del resultado formal de los plafones que a la vez de servir de soporte para el desarrollo conceptual de la obra hacen las veces de pantalla, el sentido de ser de Akron se rebela en el momento de la proyecciĂłn, cuando lo imposible se hace posible y aquĂ de poco sirve ya plantearse la práctica artĂstica como campo de incertezas, uno se olvida de la teorĂa y se deja llevar por lo que está viendo, un momento mágico de luz y sonido que homenajea al cine y que rompe con la historia de un objeto, la del proyector, al hacer posible el visionado de un pedazo de film que inevitablemente recuerda al final del material censurado en Cinema Paradiso.
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