Hoy no voy a hablar de ninguna exposición ni de ningún artista. El post de hoy viene motivado por la lectura de la carta abierta que la Asociación de Galerías Independientes de Cataluña redactó con motivo de las elecciones municipales del pasado mes de mayo. En ella se denuncia la situación del arte contemporáneo en la ciudad de Barcelona, empezando por la crítica a la imperiosa necesidad que todos los partidos políticos muestran por la creación de una Feria de Arte Contemporáneo en nuestra ciudad. En anteriores posts sobre ferias, en concreto el que escribí con motivo de Loop y el de Swab he comentado que me parece poco acertado querer competir por algo que sólo tiene sentido en un cierto contexto que lamentablemente no se corresponde con el de Barcelona. Para nuestros políticos, el arte contemporáneo y la cultura en general parece ser un ingrediente más de la que vienen llamado "Marca Barcelona". Una ciudad no es una marca, una ciudad son sus ciudadanos, su herencia cultural y sus proyectos de futuro. La cultura surge de las relaciones y de los contextos que se generan entre estos ciudadanos, pero sobretodo, la cultura se cultiva, no se compra.
Esta carta muestra los fallos de un sistema del arte casi inexistente en Barcelona, plantea las preguntas de qué hay que hacer y de cómo actuar para que las políticas culturales dirigidas a las artes visuales sean verdaderamente productivas y no un despilfarro de magnos presupuestos que acaban en nada. A mi, su lectura me ha creado mucha desesperanza pero a la vez necesidad de cuestionar, debatir y plantear propuestas alternativas a las soluciones que se han venido dando hasta ahora. Como dice Borja Villel respecto a la situación del arte contemporáneo en España, "The Party's over".
Aquí reproduzco la traducción al castellano de la carta abierta. El original, en catalán, podéis leerlo en A*Desk
En estos últimos meses los responsables de la política cultural de nuestra ciudad han intentado dinamizar las artes plásticas y más concretamente su vertiente económica relacionada con el arte contemporáneo. Con este espíritu, las asociaciones de galeristas (tenemos cuatro en Cataluña) hemos estado citados a innumerables reuniones donde se ha discutido hasta la extenuación sobre la conveniencia de crear una feria de arte contemporáneo en la ciudad de Barcelona. El GIC (Galerías Independientes de Catalunya) siempre ha considerado que para realizar una feria como la que se plantea (básicamente de gran calidad) hace falta una cierta solidez en la escena artística local, hacen falta buenos artistas, buenas galerías pero sobretodo, una buena base de coleccionismo tanto privado como corporativo y también institucional. Parece que a nivel político interesa realizar una feria de arte a cualquier precio. Otra feria de arte sin garantías de futuro- y el futuro ahora más que nunca lo garantiza únicamente la excelencia- sería completamente contraproducente, un nuevo desengaño que se añadaría a un seguido de otras frustaciones de proyectos que esta ciudad no ha sabido llevar a adelante: Primavera fotográfica, Triennal de Barcelona, etc.
Esta carta muestra los fallos de un sistema del arte casi inexistente en Barcelona, plantea las preguntas de qué hay que hacer y de cómo actuar para que las políticas culturales dirigidas a las artes visuales sean verdaderamente productivas y no un despilfarro de magnos presupuestos que acaban en nada. A mi, su lectura me ha creado mucha desesperanza pero a la vez necesidad de cuestionar, debatir y plantear propuestas alternativas a las soluciones que se han venido dando hasta ahora. Como dice Borja Villel respecto a la situación del arte contemporáneo en España, "The Party's over".
Aquí reproduzco la traducción al castellano de la carta abierta. El original, en catalán, podéis leerlo en A*Desk
En estos últimos meses los responsables de la política cultural de nuestra ciudad han intentado dinamizar las artes plásticas y más concretamente su vertiente económica relacionada con el arte contemporáneo. Con este espíritu, las asociaciones de galeristas (tenemos cuatro en Cataluña) hemos estado citados a innumerables reuniones donde se ha discutido hasta la extenuación sobre la conveniencia de crear una feria de arte contemporáneo en la ciudad de Barcelona. El GIC (Galerías Independientes de Catalunya) siempre ha considerado que para realizar una feria como la que se plantea (básicamente de gran calidad) hace falta una cierta solidez en la escena artística local, hacen falta buenos artistas, buenas galerías pero sobretodo, una buena base de coleccionismo tanto privado como corporativo y también institucional. Parece que a nivel político interesa realizar una feria de arte a cualquier precio. Otra feria de arte sin garantías de futuro- y el futuro ahora más que nunca lo garantiza únicamente la excelencia- sería completamente contraproducente, un nuevo desengaño que se añadaría a un seguido de otras frustaciones de proyectos que esta ciudad no ha sabido llevar a adelante: Primavera fotográfica, Triennal de Barcelona, etc.
En un recient debat electoral a A*DESK (se puede ver online en www.a-desk.org), todos y cada uno de los candidatos a ocupar la regidoria de cultura de la ciudad de Barcelona coincidieron en priorizar este "gran acontecimiento" que pondría Barcelona en el mapa de las artes contemporáneas, el lugar que según los candidatos, corresponde a una ciudad como la nuestra. Podríamos concluir tras la propuesta, y de todo lo que se dijo en este debate, que los políticos no son conscientes de la precariedad del sector artístico en "nuestra casa" y que viven en una construcción de la realidad que está años luz de la situación de abandono en que se encuentran todos los estamentos de la creación contemporánea en una ciudad tan puntera y moderna como pretende ser Barcelona.
Estamos asistiendo al desmantelamiento de las estructuras básicas para el funcionamiento del sector y lo más grave de esta situación es, que se ha llegado a ella por la falta d einterés de las instituciones locales y nacionales. Hace unos años Barcelona tenía espacios de exposición que eran referentes a nivel europeo. Con la pérdida de la sala Montcada de la Fundació "La Caixa" se inició una cuesta abajo que no remonta. El último escollo insalvable parece ser el Canódromo, con director y programa aprovados pero sin edificio acabado y sin consenso entre Generalitat y Ayuntamiento para ponerlo en marcha. Entre medio, todos y cada uno de los museos y fundaciones han visto reducida su actividad y las programaciones se han resentido gravemente. Y lo que nos parece una situación límite se ve agravada por la fuga de talentos, también a todos niveles. Actualmetne no hay un artista que salga de la facultad y encuentre ningún aliciente para quedarse en Barcelona- y olvidémonos de que algún extranjero quiera venir atraído por la escena local-. Ahora por ahora, es imperativo que los artistas vayan a formarse fuera: la educación artística en Barcelona no dispone de ninguna opción que se pueda comparar a los cursos de determinados centros europeos. De la misma forma, los historiadores y comisarios no sólo no pueden continuar la formación aquí sino que sencillamente no existe una bolsa de trabajo relacionada con el sector. El resultado es claro, los profesionales marchan a trabajar allí donde se les deja trabajar.
Hemos podido constatar que de un tiempo a esta parte, Madrid tiene un fuerte atractivo para nuestros profesionales. Es sabido que el Museo Reina Sofia tiene un equipo formado y curtido en Barcelona. Ferran Barenblit hizo el salto al CA2M forzado por las irregulares circunstancias que lo echaron del Santa Mònica. Hallamos también que, mientras la última galería con visibilidad internacional abrió en Barcelona en 2004, en Madrid surgen proyectos nuvos, a menudo de la mano de colegas que han encontrado que Barcelona les daba la espalda. Críticos de arte, gestores culturales, gente joven que son dejados de lado en Barcelona encuentran sus oportunidades en Madrid.. Y ahora los artistas más emergentes, que han hecho piña aquí mientras sus carreras eran del todo incipientes, encuentran que en la capital hay más diálogo, más aceptación, más creación.
Antes que una feria de arte necesitamos una base sólida de galerías, de coleccionistas, de gestores. Necesitamos que la función pública habilite y optimice los espacios mal gestionados, que los centros cívicos cumplan con una función que va más allá de la social, que la fábricas de creación sean una realidad, que se apoyen los proyectos que verdaderamente funcionan, sin grandes presupuestos ni grandes gastos.
Es especialmetne reveladora la visita a la exposición que se acaba de inaugurar en el Centre d'Art La Panera, en Lérida: "La Qüestió del Paradigma. Genealogies de l'emergència en l'Art Contemporani a Catalunya". El retrato que se ofrece en este estudio del arte emergente y su circuito es como un jarro de agua fría. Centrada en su mayor parte en la ciudad de Barcelona, la exposición describe los mecanismos de exposición, promoción y producción con la que cuentan los artistas emergentes, y explica claramente como se conforma el tejido artístico catalán desde la educación a la eventual internacionalización. Una de las conclusioens que se derivan de esta muestra es que el arte emergente no puede salir de su precariedad más absoluta. También que si la creación emergente existe en Barcelona se debe a la voluntad individual de los agentes que la hacen posible: los propios artistas, comisarios, galeristas. Y que las instituciones, los museos y los medios de comunicación están absolutamente absentes, ajenos a lo que se crea en su entorno. En definitiva: que el arte más contemporáneo no interesa.
Volviendo a las propeustas electorales y al afán con que los responsables de cultura de los partidos prometen un gran acontecimiento en el ámbito del arte contemporáneo sólo les quisiéramos decir que lo tienen ante sus narices y lo están dejando podrir. El único "problema" es que no da resultados instantáneos y sobretodo, no da votos. Pero a Barcelona le sería muy provechoso tener una escena artística potente, cuidada, con interrrelaciones a todos los niveles locales y internacionales. Tenemos herramientas, sólo nos falta optimizarlas como por ejemplo, Hangar, los centros cívicos, las universidades, los museos, las galerias. Si potenciamos el trabajo en red y traspasamos el conocimiento de los unos a los otros llegarán más artistas, tendremos más estudios de postgrado, abrirán más escuelas, se formarán más coleccionistas, se enfortalecerán los museos. Se reforzarán los recursos destinados a programación y producción en detrimiento de inversiones faraónicas en equipamientos que queden infrautilizados. Necesitamos qeu los presupuestos destinados a la cultura se gasten en cultura. Que se dedique parte del uno por ciento cultural a la creación de patrimonio contemporáneo. Que los que gestionan la cultura en Barcelona estudien la situación seriamente y se enfronten con la realidad.
ADN Galeria
Galeria Alejandro Sales
Galeria Estrany de la Mota
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NoguerasBlanchard
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Projecte SD
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