Allen Ruppersberg, Al's Grand Hotel. 1971 Foto: via Getty Center. Alighiero Boetti, One Hotel, 1971. Foto: via Gadling |
En 1971 dos artistas de escenas distintas y distantes, la California conceptual de uno, la Italia del arte povera el otro, llevan a cabo una acción similar en polos disitntos de la tierra: abrir y regentar un hotel. Allen Ruppersberg (Cleveland, 1944) y Alighiero Boetti (Turín, 1940-Roma, 1994) tienen en común un gesto que anticipa el arte relacional de Rirkrit Tiravanija, en ellos lo de servir fideos se queda corto.
Al's Grand Hotel, era el hollywoodiano nombre del hotel de Allen Ruppersberg, abierto en un edificio de Sunset Boulevard durante tres meses y sólo en fin de semana. El Grand Hotel ofrecía habitaciones en forma de instalaciones de artistas, lo suyo era dejarse caer por el hotel y compartir la historia de tu vida con la de otros invitados, cruzarla con la del propio artista para acabar tejiendo una historia de historias en un ejercicio de tránsito continuo, de vidas que fluyen, sin más.
El One Hotel de Alighiero Boetti está probablemente envuelto por un aura algo más mítica que el Grand Hotel de Ruppersberg, de entrada hay mucha menos artisticidad en su gesto. La lejanía geográfica y cultural de Kabul con respecto al ambiente artístico del que provenía Boetti muestra que el One Hotel estaba pensado para funcionar como tal, dirigido a los turistas y no a la comunidad artística de una ciudad como Los Ángeles, de hecho funcionó como hotel desde otoño de 1971 hasta 1977. Habrá quien si pregunte si es arte abrir un hotel y que éste funcione simplemente como tal, pues bien, lo es cuando la frontera entre vida y obra se diluye, cuando tu práctica artística plantea la posibilidad de que el arte pueda existir más allá del sistema cultural y económico que lo reconoce como tal. En Boetti y en Ruppersberg coincide la crítica a la instrumentalización del objeto artístico y no sólo, sino a la instrumentalización de la vida misma por parte de un sistema económico, el capitalismo, que transforma cualquier experiencia humana en valores sujetos a parámetros de eficiencia económica. La acción de abrir un hotel en ambos artistas es similar a aquella de abandonar el arte para dedicarse a jugar al ajedrez.
"Invention, it must be humbly admitted does not consist in creating out of void but of chaos"
Mary Shelley
Esta reflexión me hace pensar en las "cenas naranjas" de David Ymbernon, y en las performances en su casa. Es el artista más cercano a mi cuya vida y obra veo más indisolubles. Entrar en su casa es como meterte en uno de sus cuadros. No sólo éso: también su família (sus hijos Dadà y Daida) parecen salidos de su imaginario. Vivir (porque ése a sido mi caso) una exposición de David Ymbernon es una experiencia fenomenal, díficil de relatar, porque tambien entras a formar parte de su mundo.
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