Una habitación propia, La #H903 comisariada por Ignacio Tejedor (Madrid, 1986), transforma a diario su condición de espacio íntimo durante los días de la feria. La carga emocional y conceptual del lugar habitado es el material con el que las artistas trabajan para dar forma al proyecto. A través de la performance, la luz y la expansión del límite físico al digital, Ignacio Tejedor ha conseguido que un proyecto comisariado sea algo vivo en constante evolución que nos invita a una reflexión abierta hacia la condición del artista en un contexto como el español, una visión crítica del valor que nuestra sociedad le da a la cultura.
¿Qué plantea en líneas generales en “Una habitación propia”, tu proyecto en Room Art Fair?
Ignacio Tejedor con Peepshow una de las obras en Una habitación propia. Room Art Fair, 2012. Foto: Camilayelarte |
¿Qué plantea en líneas generales en “Una habitación propia”, tu proyecto en Room Art Fair?
Una habitación propia
supone una reflexión sobre las formas de articular la semiótica de un espacio.
Una habitación de hotel es un lugar cargado de memoria pero que diariamente se
trata de limpiar así que mi intención fue buscar a tres artistas emergentes que
trabajasen con la plasticidad del espacio como material artístico e
interviniesen en él. Sus planteamientos pretenden activar esa habitación con el
fin de convertirla, pasado los tres días, en un espacio verdaderamente íntimo.
Una habitación propia. Room Art Fair, 2012. Foto: Camilayelarte |
¿Qué artistas podemos ver en la habitación 903?
Consuelo Guijarro Rincón utiliza la performance con el fin de mostrar al
espectador las posibilidades de un mismo lugar. Carla Farren interviene en el espacio diariamente
con el fin de hacer más “propia” esa habitación. Lucía Azurmendi/Victoria Sanchez proponen una experiencia al espectador con el fin de activar su mirada como voyeur.
Mencionas a Virginia Woolf y la necesidad de un espacio propio, ¿puedes contarnos un poco más sobre cómo el proyecto se relaciona con el concepto habitación?
El proyecto está formado
por dos componentes intrínsecos relacionados continuamente. En primer lugar
ROOM ART FAIR es una feria destinada a promocionar en el Mercado del Arte a los
jóvenes artistas principalmente españoles. En el ámbito internacional nuestros
artistas no son visibilizados como se
debiera llegándose a considerar de un nivel inferior al de otros países. En
seguida me vino a la mente el ensayo con el que Virginia Woolf trató de justificar el papel de las literatas
en el terreno intelectual hasta el S.XX,
devaluado y poco distinguido. Woolf
planteó dos circunstancias elementales: la necesidad de un espacio personal
desde el que poder escribir (crear) sin ser molestadas y una renta mínima que
les ofreciese cierta despreocupación económica. He extrapolado esta panorama contemporáneo español donde la mayoría de los artistas deben
compaginar su producción artística con trabajos muy alejados de este campo con
el fin de hacer frente a sus gastos diarios, este desgasto de energía se ve
reflejado en su creación siendo más lenta que en otros países como Alemania,
Inglaterra, Francia, Holanda… donde los artistas tienen ayudas económicas para
su manutención.
La habitación 903 se ha
pensado como una forma de ceder ese espacio a un grupo de artistas que elaboran
su trabajo a la vez que lo muestran recordando la habitación que Virginia Woolf
reivindica. En el proceso quedó extinguida la idea de obtener dinero a partir
de esa estancia con la intención de llegar a los 600 euros (aproximación a las
500 libras como renta mínima).
Carla Farren, performance en Una habitación propia. Room Art Fair, 2012. Foto: Camilayelarte |
Carla Farren, performance en Una habitación propia. Room Art Fair, 2012. Foto: Camilayelarte |
Hablas del espacio y del lugar donde se genera la creación artística, ¿cómo transforma la era digital esta relación, teniendo en cuenta que expande los límites del aquí y el ahora?
En esta respuesta hago
referencia directa a la obra de Victoria y Lucía ya que esto mismo es uno de
los aspectos que abordan convirtiendo la habitación completa en un Peep Show en
el que cualquier espectador puede ser usuario. Esta pareja de artistas utiliza
la red como una herramienta para la creación de un entramado interactivo muy
vinculado al consumo de sexo online.
La producción artística
contemporánea, muy lejos ya de las disciplinas tradicionales, queda marcada
por la trasmisión conceptual de las propias
imágenes que nos abordan instantáneamente. La imagen se convierte en un medio/herramienta
al mismo tiempo aplazando en cierta medida la posesión material de las piezas y
siendo su último fin el diálogo con la audiencia.
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