One Painting, One World de Guillermo Pfaff

Existe una especie de aura, me atrevería a decir romántica, en el oficio de pintor. Elegir la pintura como medio artístico es elegir el lenguaje que ha sido base y fundamento para la historia del arte pero también es elegir su constante puesta en crisis. ¿Qué tiene que pintar un pintor del siglo XXI? a esta pregunta -nos comentaba Guillermo Pfaff en una entrevista hace unos meses- procuraba dar respuesta su obra y metodología de trabajo. En One Painting, One World, comisariada por David Armengol y María Pfaff, se nos ofrece la oportunidad de transitar por los distintos estados analíticos por los que fluctúa su práctica artística. 

Vista de la exposición. Foto: Camilayelarte
Sorprende gratamente la facilidad con la que Pfaff consigue hacer converger polaridades bien distintas desde las que aborda el sentido de la pintura hoy, algo a lo que el espacio en el que se desarrolla la exposición contribuye en buena manera. En la serie Ejercicios con esculturas plantea la cuestión de la técnica, de cómo viene producida una pintura, introduciendo sin complejos la cuestión del modelo y la copia, de la formación del lenguaje pictórico desde la tradición y el bagaje cultural e histórico. Diversos estudios ejecutados con distintas técnicas se muestran en una única obra a modo de visión fragmentada de los aspectos formales a los que se enfrenta un pintor.

Guillermo Pfaff, La Deesa. Foto: Camilayelarte
En un nivel semántico opuesto la serie Exili habla de pintura como cuerpo ausente a través del rastro en el espacio un día ocupado por ella. Este vacío, a la vez formal y conceptual se resuelve con pinturas cromáticamente reducidas que rompen con la idea anteriormente expresada de la copia de la realidad, negando su histórica capacidad de crear ilusión. En equilibrio entre estos dos posicionamientos se sitúan los grandes y contenidos lienzos de La Deesa y Cap de Lleó, este último también jugando con la idea de ausencia/presencia, en una ambivalencia buscada que tal vez nos de la respuesta que Pfaff planteaba.

One Painting, One World, en JiM Contemporani (Rambla Catalunya, 43. Barcelona) hasta el 3 de julio de 2012.

Camila y el Arte

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