Después de un año de gira por distintos espacios de Cataluña, El museu com a pretext, exposición ideada por el Museu Empordà, recala finalmente en Tecla Sala, en el Hospitalet. De la mano de ocho artistas, las comisarias Anna Capella y Cristina Masanés nos invitan a acercarnos a uno de los temas comunes de la práctica artística contemporánea, a la deconstrucción del espacio institucional, del marco que condiciona nuestra percepción de lo que es y no es arte: el Museo.
Esta toma de consciencia se aborda desde la heterogeneidad de lenguajes de los artistas seleccionados. El museu com a pretext no es tanto un ejercicio que nos enfrenta a los códigos de conducta que tenemos asumidos como público, al estilo del trabajo de Mireia C. Saladrigues, sino una aproximación a la estructura que permanece oculta a nuestros ojos debido a esos códigos.
Nos recibe en la visita a la exposición la magnificencia del silencio de la institución vaciada de nuestra presencia, las fotografías de Candida Höfer muestran la estructura formal y psicológica del espacio destinado a contener la memoria histórica, el marco que legitima al arte. Acto seguido esta legitimación se pone en duda ante el colorido kitsch del David y Venus de Hans- Peter Feldmann o los puzzles de Jaume Pitarch.
Hans-Peter Feldmann, David y Venus, 1977-2008. Foto: Camilayelarte |
Jaume Pitarch, Entropia de Jackson: El jardí de les delícies, 2009. Foto: Camilayelarte |
Nos recibe en la visita a la exposición la magnificencia del silencio de la institución vaciada de nuestra presencia, las fotografías de Candida Höfer muestran la estructura formal y psicológica del espacio destinado a contener la memoria histórica, el marco que legitima al arte. Acto seguido esta legitimación se pone en duda ante el colorido kitsch del David y Venus de Hans- Peter Feldmann o los puzzles de Jaume Pitarch.
Jordi Mitjà, Espectre (segon intent), 2010. Foto: Camilayelarte |
Tras el cuestionamiento de lo que legítimamente es arte o no, se plantea otra duda todavía más transgresora, Jordi Mitjà se apropia (temporalmente) de un cuadro de Francesc Gimeno sometiéndolo a una restauración en la que queda impresa su intervención, un palimpsesto provocado que nos obliga a preguntarnos sobre nuestros modos de mirar y expectativas ante la obra. Estas mismas expectativas son las que trata de cancelar la artista tailandesa Araya Rasdjarmrearnsook al descontextualizar el arte enfrentándolo a un público cuyas reacciones no se ven condicionadas por el contexto cultural de origen de la obra, así un grupo de campesinos tailandeses se enfrentan a le Déjeuner sur l'herbe con total espontaneidad destruyendo de paso el mito de la universalidad del arte. Fantástico.
Eulàlia Valldosera, Dependencia mútua, 2010. Foto: Camilayelarte |
En cambio, el museo como backstage es lo que abordan las propuestas de Edi Hirose y Eulàlia Valldosera. El primero lo hace desde el punto de vista teatral, mostrando el montaje y desmontaje del espacio expositivo, el proceso tras el discurso de lo que vemos. La segunda en cambio aborda las relaciones humanas que se esconden tras la estrucuctura museística, es decir, las personas que lo hacen posible, repetimos de nuevo la oportunidad de ver esa maravillosa videoperformance en la que Liuba, trabajadora del Museo Arqueológico de Nápoles le saca el polvo a una escultura de Claudio, donde las relaciones de poder y sumisión se filtran a través del erotismo del gesto.
No sólo por lo bueno de la tesis sino por lo buenas que son las obras vale la pena visitar Tecla Sala, y para colmo el catálogo está disponible de forma gratuita. Todo un reclamo.
El museu com a pretext, en Tecla Sala hasta el 3 de junio de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario