Lo dice el propio Carlos Urroz, que si de algún modo puede consolidarse ARCO es a través de lo emergente. Manuel Segade ha sido el encargado este año de comisariar una de las secciones de la feria que más interés despierta. La sección Opening se consolida por segundo año consecutivo como la apuesta más firme para convertir a ARCO en una feria donde descubrir nuevos talentos. Comisario en el cGac de Santiago de Compostela y en La Casa Encendida de Madrid, en Barcelona lo conocemos, entre otras, por La Qüestió del Paradigma. Manuel Segade nos ha contado cómo ha desarrollado su trabajo.
 
 
¿Cuáles ha  sido las bases para la selección de las galerías?

He mantenido –con 10 de 25 galerías que se presentarán en Opening- una solución de continuidad con respecto al proyecto de Maribel López el año pasado. Las galerías que vuelven demuestran que la sección les ha funcionado y que ARCO supuso un impulso en sus trayectorias internacionales que, invitarlas de nuevo, supone consolidar. Por otro lado, me interesé en investigar escenas emergentes europeas –como la de Europa del Este- o directamente lejanas –como los países nórdicos- para permitir al público y a los coleccionistas acercarse a contextos que no recibimos en España habitualmente.

Se producen dos situaciones interesantes en Berlín: es la ciudad con mayor cantidad de galerías jóvenes en toda Europa y, además, es una ciudad que no cuenta con una enorme mercado; eso hace que, para las galerías de su escena, las ferias sean un recurso fundamental.

Se trata de prácticas artísticas de riesgo, nombres de artistas todavía no consolidados se mezclan con artistas que comienzan a despuntar, actitudes experimentales se encuentran con reinterpretaciones de la tradición reciente... Lo más interesante es cómo físicamente, con su estructura de plaza, Opening compone un buen contexto donde las galerías se relacionan entre ellas no sólo por lógica espacial sino por una afinidad de gusto común. Esa idea de comunidad la representa la pieza de Solo Objects Exedra Levelling Field del artista turco Can Altay: será una escultura relacional que compone el centro del patio de Opening, un espacio para estar y a la vez una librería de libros de artista –Múltiplos, de Barcelona.

Por supuesto. Cualquier trabajo con la representación se expone, se publica o se presenta para un tercero. Lo fundamental es entender que no se trata de un elemento informe, genérico: el público no existe; existen los públicos, diversos, heterogéneos, con niveles de implicación diferenciados. En ese trabajo lo fundamental es el estudio del contexto y saber a quién o quienes te diriges en cada momento. Ahora bien, a pesar de la importancia de los ejercicios de traducción pedagógica o mediaciones diversas, es importante no perder de vista lo que afirmas en tu pregunta: el arte contemporáneo, en general, no proporciona objetos o discursos fáciles; ese es su territorio y eso obliga a un esfuerzo extra a sus públicos. Es un planteamiento simple: para discursos directos existen otras disciplinas, como la comunicación o la publicidad.

Ambos forman parte de un sector productivo: cada uno cumple su función, de señalar o contextualizar por parte del comisario y de mostrar y vender por parte de la galería. Lo interesante de la escena del arte actual es que las metodologías de los artistas han alcanzado un nivel de complejidad que obliga a eliminar límites, barreras, distancias entre formas de trabajo que ya no se pueden adscribir a un ámbito profesional concreto y cerrado. Eso es lo que obliga continuamente a un trabajo en colectivo del que comisarios y galeristas, forman ineludiblemente, parte elemental.