Sobrepoblación, sobreproducción y sobreconsumo. Somos una sociedad de lo
sobre que vive el reto, por primera vez en la historia, de
parar el crecimiento y aprender a decrecer. ¿En qué modo se aplica esta reflexión a las artes visuales? Esta pregunta es una de las tantas que podemos extraer de la visita a la exposición
Ai Perejaume, si veies la munió d'obres que t'envolten no en faries cap de nova pero no es la única. La obra de Perejaume es de aquellas que asume su autonomÃa una vez ejecutada y que acepta la transformación de su razón de ser al entrar en contacto con el público, el espacio y la atmósfera.
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Perejaume, Signatura, 2001. Foto: Camilayelarte |
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Vista parcial de la exposición. Foto: Camilayelarte |
La Pedrera y Gaudà son dos elementos que se entrecruzan a lo largo de la exposición con las obras del artista.
Ambos tienen en común la relación intensa con la naturaleza, algo que se traduce en la arquitectura orgánica de uno y el
pre-paisajismo del otro.
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Perejaume, Terrarisme, 2001. Foto: Camilayelarte |
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Perejaume, National Gallery, 1998. Foto: Camilayelarte |
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Perejaume, Teló de muntanyes 2, 2007. Foto: Camilayelarte |
Para entender la obra de Perejaume creo que es importante conocer su admiración por la pintura de Joaquim Mir, por ese interés inicial de la relación del pintor con el paisaje, porque es precisamente en el cuestionar este concepto, el del paisaje, donde se encuentra parte del sentido de su producción artÃstica. Hablar de paisaje es entender la naturaleza como construcción, con la voluntad de transformarla y modificarla según nos convenga. Pero y si nos atreviésemos a ir un poco más allá? o un poco más atrás?
Y si para combatir la sobreproducción de imagen decidiésemos abandonar los pinceles y volver a una relación primigenia con el entorno? Esa misma relación que el campesino tiene con la tierra que labra, una relación más fÃsica y menos visual.
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Perejaume, Obra en préstec. Pedrera de Somerset, Bristol, 2011. Foto: Camilayelarte |
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Perejaume, Ex-vots y Suro PelegrÃ, 2011. Foto: Camilayelarte |
No creáis por esto mismo que digo que no hay pintura en la exposición de La Pedrera, sà que la hay y mucha, de hecho, irónicamente, parece que
Perejaume nos invite a reflexionar desde la misma sobreabundancia, afrontándola. Pinturas que se cansan de serlo y escapan del cuadro o campos de pinturas que de tanto abundar asemejan a cementerios, son una tipologÃa de obras que se complementan con otras en las que la intervención de la mano del artista poco importa y donde la piedra extraÃda directamente de la cantera substituye el gesto del pincel y la corteza de un árbol se transforma en la piel de la arquitectura de GaudÃ.
La propia exposición parece contener un ritmo propio que se va transformando poco a poco, del exceso pasamos a la reflexión, y del representar al ser.
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