¡Cataluña termina aquí! ¡Aquí empieza Murcia!

¿Quién o qué crea los pueblos, la gente o la tierra?  Paco Candel plantea y responde a esta pregunta en Els altres catalans, una obra de 1964 que reflexiona sobre la llegada de los inmigrantes andaluces en Cataluña y su proceso de integración en la sociedad catalana. Al fin y al cabo, nos dice Candel,  el hombre acaba amando la tierra en la que se encuentra siempre y cuando  ésta no le sea hostil, es por tanto la generosidad la que determina el sentimiento de apartenencia a un pueblo y su cultura. 

Vista parcial de la exposición en La Virreina. Foto: Camilayelarte

Ahora bien, estos procesos de integración nunca son fáciles ni rápidos  ni se dan de forma uniforme. ¡Cataluña termina aquí! ¡Aquí empieza Murcia! es la frase de un cartel colocado en tiempos de la República en el barrio de la Torrasa-Collblanc, habitado mayoritariamente por inmigrantes murcianos.  Se trata de un grito que evidencia por un lado el sentimiento de exclusión de un colectivo así como la reivindicación de un lugar propio, de un espacio que sirve de expresión de una identidad cultural distinta a la del resto de la ciudad. 


Frederic Ballell, Berenar de divendres sant, 1907. Arxoi fotogràfic de Barcelona. Foto: Camilayelarte

Organizada por la plataforma Sitesize cuya labor gira entorno al análisis de las prácticas culturales autónomas en el espacio metropolitano, la exposición ¡Cataluña termina aquí! ¡Aquí empieza Murcia! en La Virreina nos propone un recorrido abierto por el análisis de distintas experiencias culturales comunitarias relacionadas a un ámbito geográfico concreto de la ciudad de Barcelona.


Josep M Segarra, Berenar a Montjuïc, 1930. Arxiu fotogràfic de Barcelona. Foto: Camilayelarte

A través de imágenes recuperadas de distintos Archivos fotográficos,  muchas de ellas obra de Josep Brangulí, la exposición invita a un itinerario por la montaña de Montjuic y los usos sociales y festivos que los distintos colectivos le otorgaron a lo largo de lo años hasta su definitiva urbanización. Desde el entierro de la sardina, el baile de lo domingos o las huertas de cultivo, todo ello es una muestra del espacio, del lugar utilizado como elemento de cohesión social y cultural.

El jardí de l'Amistat con Llum de la Vida en el centro rodeado de sus seguidores. 1963. Foto: Camilayelarte

Dentro de estas prácticas comunitarias destaca la recuperación de la memoria de un espacio denominado El Jardí de l'Amistat en Sabadell habitado por la figura de Lum de la Vida, un eremita, naturista, precursor del pensamiento ecologista, una especie de anarquista cristiano a la Tolstoyana que predicaba una vida de vuelta a la naturaleza y a la solidaridad entre las personas.

Llum de la Vida en su huerto. Foto: La Virreina

No esperéis de ¡Cataluña termina aquí! ¡Aquí empieza Murcia! una exposición con un discurso cerrado, es abierto, y no ofrece respuestas sino preguntas, plantea una reflexión entorno al concepto de lugar en relación a las prácticas culturales y comunitarias. Es una herrameinta que sirve para ahondar en el componente relacional de la cultura.

Lo mejor: La posibilidad de conocer los antiguos usos de espacios que todavía forman parte de nuestro paisaje metropolitano. Que nos hace pensar en el uso del espacio público en la actualidad y el papel que la cultura tiene en él.

Lo peor: Es una exposición basada en su documentación. Ahondar en el significado de su propuesta nos exige dedicar tiempo a los textos adicionales.

 ¡Cataluña termina aquí! ¡Aquí empieza Murcia! En La Virreina hasta el próximo 11 de septiembre
de 2011

Camila y el Arte

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